LA NATURALEZA AGONIZA, MIENTRAS EL CAPITALISMO MUERE

lunes, 7 de septiembre de 2009

Jaime Idrovo Urigüen

En un almacén de la ciudad del Puyo, una pintura publicitaria muestra una enorme sierra con una frase que dice: “Aquí está el futuro de la Amazonía”

La primera contradicción que se presenta en el conjunto de las leyes que ordenan el desarrollo de la Humanidad, tiene como base el enfrentamiento entre la sociedad y la Naturaleza, esta última como escenario de vida en donde se asientan los grupos humanos desde los albores de los tiempos paleolíticos; esto es, desde hace aproximadamente 3 millones de años.

Sin embargo, esta contradicción se transforma en relación, cuando las sociedades humanas construyen o inventan tecnologías que superan los obstáculos que presenta el medio físico, pudiendo afirmar que existe una variedad interminable de tecnologías, cuyos usos están destinados a la obtención de diferentes objetivos, pero sobre todo para procurar al grupo que lo utiliza:

1. la apropiación de la naturaleza como una forma de dominio de los recursos naturales y las fuentes energéticas

2. otras, desarrolladas para la explotación simple de los recursos, sin que importen las consecuencias de su devastación o los efectos en cadena que pueden sobrevenir, y finalmente,

3. aquellas que se destinan para el uso equilibrado de los recursos y el mejoramiento del medio ambiente en general y, que han sido en buena parte, la lógica de muchos pueblos del pasado, incluyendo a las sociedades andinas.

Por otro lado, no toda tecnología prueba su eficacia, mientras que las tecnologías exitosas generan un mejoramiento gradual de la producción y de los medios de producción, aumentando igualmente la poblacional, a tiempo que los excedentes son el objeto de la apropiación selectiva por parte de los grupos de poder. Puede concluirse además, el carácter cultural de las tecnologías, las mismas que se inscriben como una respuesta humana a las características que presenta cada medio geográfico o eco sistema: selva, montaña, valle, costa, desierto, etc.

Por lo señalado, queda entonces claro que toda tecnología tiene un ciclo de vida: aparece, se experimenta, si tiene éxito alcanza su esplendor, luego se debilita o se inician las modificaciones para prolongar su tiempo de vida, hasta que, finalmente desaparecen. Queda así mismo claro que la contradicción y la correspondiente relación entre sociedad humana y naturaleza, siendo de carácter cíclico, no permite la existencia de tecnologías inmutable, peor de vida eterna en el tiempo y el espacio; particularmente aquellas que se enmarcan en las dos primeras alternativas propuestas y, que a cada etapa histórica de la humanidad le corresponde un paquete tecnológico que se extingue a medida que pierde vigencia este modelo de “desarrollo” social implementado.

“Mi consciencia es mi relación con la naturaleza” C. Marx.

Los impactos de la sociedad humana en todas las latitudes del Planeta se hicieron sentir desde el momento mismo en que estas alcanzaron un desarrollo de vida con base en la agricultura y el sedentarismo. Es decir, desde que se estructuró hace más de 7000 años, una formación económica de tipo neolítico, que delimitó territorios y se apropió, debida o indebidamente, de sus recursos naturales, mediante el uso de diversas tecnologías.

En adelante y con el surgimiento de nuevas formaciones sociales que avanzaron hacia el estadio civilizatorio, con la presencia de los grandes imperios y la futura estructuración de los modernos estados que surgen en el siglo XVIII, los impactos de la explotación de la naturaleza se hicieron mayores y mucho más visibles, con un sin número de consecuencias que aún se pueden sentir:

-Muchas de las minas romanas que explotaban el cobre y, en el caso concreto de aquellas que se abrieron en las cercanías de Londres, aún dejan sentir sus efectos desde las capas freáticas de la zona, contaminando aparte de las aguas que se consumen en la gran metrópoli.

-La desertificación de Nuevo México comienza poco tiempo antes de la llegada de los españoles; este fenómeno se produce debido a la tala abusiva de los bosques de cedro, a fin de construir grandes edificios y obras religiosas por parte de los llamados Indios Pueblo.

Con el descubrimiento de América se inicia igualmente un nuevo sistema de apropiación y explotación de los recursos naturales y de las poblaciones sometidas. Este suceso prende la mecha para que en algunos años más se inicie la colonización del mundo no europeo.

La colonización de América, África, Asia y Australia que se prolonga desde finales del siglo XV hasta comienzos del siglo XIX permite entonces el surgimiento del mercantilismo y con él, la estructuración de las bases del capitalismo mundial:

-Se explotan ingentes áreas de bosques nativos en beneficio de la exportación de materias primas como la cascarilla o Sinchona sp., en el caso andinosur- ecuatoriano.

-La minería en el mundo entero devasta y contamina suelos y aguas en los cuatro continentes, con las consecuencias en el plano social de los pueblos conquistados y la esclavitud de millones de personas. Es claro en este caso lo que sucede en Perú y Bolivia principalmente, y en menor escala, pero con el precio de miles de vidas humanas y pueblos desaparecidos, no muy lejos de aquí, Cuenca, en el área de Zaruma y Portovelo.

-La esclavitud se convierte así, en un sistema legalizado por los estados coloniales y la iglesia, de forma, nunca antes vista y con el aniquilamiento de sociedades enteras, sobre todo en África y América Latina. Además de qué, este sistema de explotación inhumano se convirtió en una más de las bases económicas de países como Inglaterra, Holanda, Francia, etc.

-Se impone simultáneamente el monocultivo como sistema agrícola que alcanza su apogeo durante todo el tiempo que ha durado el capitalismo, a expensas de los intereses consumistas de Europa y en tiempos modernos, del “primer mundo”, destruyendo los viejos sistemas agrícolas locales, tecnologías ancestrales, plantas nativas, poblaciones explotadas en las grandes plantaciones. Tómese como ejemplo la introducción del caucho amazónico en las colonias asiáticas, por ejemplo. En suma, se destruyen las economías locales y se permite además el enriquecimiento descontrolado de los colonizadores y las élites criollas.

-Igual sucederá con la ganadería que se incrementa en forma descontrolada en esta época y, luego durante el propio capitalismo, ya sea como mecanismo de enriquecimiento rápido y a expensas de gigantescos territorios deforestados que se sustituyen por pastizales o, en contra de la misma producción agrícola.

Desde otro punto de vista, el desarrollo capitalista ha borrado hasta la más mínima expresión de racionalidad humana, justamente haciendo gala del imperio de la lógica, la razón y la ciencia occidental. Aunque en su obstinado afán por apropiarse y dominar los recursos naturales, manteniendo así el dominio de la sociedad mundial, ha contradicho estos principios, arrastrándole a la humanidad entera hacia la auto destrucción; esto es, hacia un camino que podría llevarnos a un abismo sin retorno.

Su lógica se basa pues, en la explotación de aquello que le es útil momentáneamente, sin importar los efectos que esas acciones generan sobre el conjunto de los elementos que articulan las cadenas combinadas de vida mineral, vegetal y animal, conocidas como cadenas tróficas y, desde luego, las consecuencias sobre la existencia humana.

O dicho de otra forma, los modelos de obtención de recursos, las tecnologías empleadas y los objetivos que persigue el capitalismo, se han caracterizado por su eficacia en la consecución de los logros inmediatos, sin que medien instancias de reflexión política sobre las consecuencias de estas acciones a mediano y largo plazo. Ejemplos de esta afirmación pueden sintetizarse en tres casos:

-La utilización irresponsable y voraz de combustibles fósiles, que por el hecho de ser no renovables y altamente contaminantes, dejan secuelas ambientales gravísimas, cuyos efectos ya estamos experimentando desde hace algún tiempo.

-La omnipresencia de los motores de combustión interna, como principio de la maquinaria que mueve al mundo en casi todos los dominios de la economía planetaria. Significando este desarrollo tecnológico, altísimos grados de contaminación atmosférica, principalmente, a más de las secuelas en otros planos de la salud humana y de los ecosistemas.

-El caso de la llamada “revolución verde” iniciada a finales del siglo XIX, con el uso de la industria química en la producción de fertilizantes y fungicidas, más otros agentes de control de plagas y enfermedades en los cultivos. Resultado de lo cual, hoy tenemos tierras envenenadas y desde luego una producción alimentaria altamente tóxica que está matando silenciosamente a miles de personas cada día.

De suerte que estas tecnologías han desplazado por generaciones y de manera agresiva, cualquier otra solución, venga de donde venga, pero sobre todo cuando estas implican identidad y soberanía de los pueblos dominados.

“Dios le puso al hombre en la tierra para que aproveche de todo cuanto en ella existe”, dice la Biblia

El capitalismo ha jugado igualmente, desde un punto de vista ideológico, con el factor religioso y la idea de que los recursos son inagotables y de regeneración espontanea. Todo ello con el apoyo irrestricto de los poderes mundiales que mantienen la idea de la predeterminación de los pueblos y su sumisión a los designios divinos.

Así, durante las primeras décadas del siglo XX, una empresa maderera de origen inglés, al ver que se agotaban las reservas de bosques de araucarias en el sur de Argentina y, ante la ola de huelgas por la defensa del medio ambiente y los derechos laborales, se retiró del área diciendo simplemente, ¡aún quedaban muchos bosques por explotar en el planeta! Mientras que ahora, a menos de un siglo transcurrido, sabemos de manera incluso contable que los últimos bosques que quedan, ya están en la lista negra y que, día a día se talan cientos de hectáreas del precioso recurso.

Para cumplir con esta lógica, igualmente el capitalismo ha tenido como política elemental los siguientes aspectos:

-El intervencionismo militar; es decir, medidas extremas para apropiarse ilegítimamente y bajo cualquier pretexto de los recursos soberanos de los pueblos

-La complicidad y el vasallaje de los gobiernos locales y nacionales que siempre han actuado a espaldas de los intereses de las naciones y, con los ojos puestos en el enriquecimiento que permite devorar las migajas que dejan las empresas capitalistas amparadas en los imperios de turno.

-La construcción de organismos y leyes internacionales que dan carta abierta para que las empresas del imperio operen libremente en todo el mundo, con el respaldo de organismos como la misma ONU, la OEA, el Banco Mundial, OMT, OMC y una lista interminable de siglas que se entienden sin responsables directos, pero inventados con este simple objetivo.

-La dominación ideológica a través de religión, los sistemas de aculturación y la corrupción, entre otros mecanismos que se emplean como formas de embrutecimiento y desmovilización de las masas, a fin de que éstas no reaccionen y permitan el saqueo y destrucción de sus territorios de vida y reproducción social.

-desde luego la vivencia de un consumismo irracional y degradante para el ser humano, tanto para el que lo practica, generalmente de manera inconsciente, como aquel que sufre los efectos del mismo. Puesto que la producción de “chatarra” alimentaria, por citar el caso más inocente, le cuesta al planeta ingentes recursos y energía que luego terminan en contaminación, efectos nocivos sobre la salud, o de nuevo, virtual embrutecimiento cultural

El desarrollo sin precedentes del capitalismo en las últimas décadas ha generado entonces una sociedad mundial con divisiones insospechadas; ejemplifiquemos:

-Los imperios occidentales como encarnación del bien y en contra de los países dominados del llamado “tercer mundo”, en donde nacen y crecen los llamados “ejes del mal”

-Continentes como el africano en donde se ha ensañado la explotación de los recursos naturales y los pueblos, a punto de que se encuentran ya, con pronóstico reservado o de simple extinción “natural”. Léase pandemias que matan diariamente a miles de personas, hambrunas generalizadas, tierras infértiles y desertificadas, conflictos étnicos, etc.

-Un norte planetario inmensamente rico y un sur terriblemente empobrecido; los unos exportadores de capitales y tecnología, los otros de materias primas y como dádiva, la explotación inmisericorde de la fuerza de trabajo.

-Clases sociales al interior de los distintos países con niveles de inequidad gigantescos, los unos al servicio del imperialismo, la mayoría como simple mano de obra y con niveles de vida que apenas permiten la subsistencia.

Aunque dentro de este cuadro tampoco se salvan los países que en algún momento enarbolaron el socialismo y el respeto por la vida, pero que en su debido tiempo optaron por la vía capitalista, así:

-La Unión Soviética que a partir de su advenimiento como potencia mundial y la adopción de una ideología y práctica revisonista, iniciaron una carrera armamentista sin precedentes, como respuesta a la “Guerra Fría” y como mecanismo también de dominio de los países y regiones consideradas dentro de su órbita de dependencia. Hechos que terminaron con zonas ambientalmente muertas o el caso de Chernobyl y otros desastres ecológicos, con pérdidas insuperables en la producción y la vida de la flora, la fauna y la propia gente de esas regiones.

-La china de Mao, convertida en los últimos años en un verdadero hueco negro capitalista que todo lo devora, sin importar el precio que pagará en poquísimos años todo el Planeta. En tanto que, no ha aumentado el bien estar de los millones de chinos que viven en condiciones de pobreza e incluso de miseria, con tal de satisfacer los éxitos del nuevo modelo capitalista que explota “exitosamente” los logros del socialismo, proyectándose para el 2050 como la primera potencia mundial

¡Si Mao viviera!

Lo cual ¡no significa que estos pueblos que han sufrido durante siglos la precariedad y el abandono, no tengan derecho a mejorar sus condiciones de vida! Pero ocurre que, en estos y otros países que se inscribieron en la órbita socialista, no han cambiado para nada su situación de pobreza, habiendo perdido en cambio, los logros que en materia de seguridad social, si se alcanzaron.

Y porque igualmente, el régimen de consumismo irracional y mediocre ha tocado también a esas sociedades, con la pantalla de ilusiones que sólo satisface a quienes se hallan en el poder y se han convertido en las nuevas clases dominantes, en desmedro de las masas que ven frustrados cada vez más sus falsos sueños

Luego de la caída del Muro de Berlín, un obrero polaco emigrado a una de las capitales de Europa Occidental observa maravillado la vitrina de un gran almacén. Además, es tiempo de navidad. Otro polaco pregunta a su lado; que, para qué sirve todo aquello, si nunca podrá adquirirlo. El obrero contesta que así es, pero que aspira a que algún día las cosas cambien…..el ingenuo personaje sigue sin trabajo estable y digno ¡pero sigue esperando! Incluso del cementerio.

Tampoco esto significa que los países que buscan mejores días por encima de la dependencia, el colonialismo o la imposición imperialista, no tengan derecho a defenderse, incluso si ello es necesario a través de las guerras de liberación o la defensa armada de su soberanía.

En este marco de cosas, cuáles son las consecuencias más graves que está dejando el capitalismo en el plano mundial. Enumeremos algunas de ellas:

-Destrucción de miles de ecosistemas y desertificación a escala planetaria.

-Alteración del clima y destrucción progresiva de la capa de ozono.

-Aumento por encima de cualquier cálculo de aceptación humana, del monóxido de carbono en la atmósfera, con sus trágicos efectos sobre el calentamiento global y la vida del ser humano y miles de especies.

-contaminación de las aguas en los océanos, mares, lagos y ríos y a escala planetaria.

-Contaminación y muerte de millones de hectáreas, también a escala planetaria.

-Disminución de las tierras de cultivo y por lo tanto del hambre en los países arrasados por el colonialismo y el capitalismo.

-Procesos migratorios a escala mundial

-guerras entre países pobres y conflictos étnicos por la disputa de tierras fértiles y el agua -etc. etc.

Pero entonces, cuál es el camino a seguirse:

¿Un fatalismo derrotista que raya en lo religioso, frente al fin del capitalismo que representa para muchos, también el fin del mundo?

¿Un ecologismo silvestre que ve desde una perspectiva idealista las relaciones con la naturaleza, sin comprometerse a tomar medidas que con el uso racional y sabio de los recursos que nos quedan, sobre todo en la óptica de las necesidades sociales satisfechas en íntimo equilibrio con la conservación y mejoramiento del mismo?

O simplemente, la construcción científica de una sociedad auténticamente socialista, que incluya como base de su programa, la visión de un medio ambiente diverso, interdependiente, dinámico y cambiante, cuyo uso equilibrado contenga los conceptos de respeto y futuro de la humanidad, junto con la soberanía de los pueblos.

Expresiones que deben materializarse en el control social de los recursos naturales y energéticos, y que deben estar al servicio de una vida sana y digna, a la que todos aspiramos como seres humanos, más allá del enriquecimiento de las élites, la práctica del egoísmo y el consumismo, que deberán quedarse postergados en la memoria histórica de la humanidad, en calidad de auténticas taras que un día fueron y nunca más deberán ser.

En un almacén comunitario de cualquier ciudad de la Amazonía, un cuadro muestra a un niño sembrando árboles y abajo, una leyenda que dice “aquí está el futuro de la humanidad”

Cuenca, 17 de agosto del 2009

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