Represión vs. Rebeldía social
viernes, 25 de septiembre de 2009
Por: Myriam Valdivieso Cox
Históricamente se demuestra que la represión no es la vía para aplacar las “rebeldías sociales”, porque la represión no intimida sino que enardece a los pueblos, y de esto la memoria del mundo está llena de episodios que han marcado el rumbo de su historia.
Es que los pueblos son difíciles de entender, difíciles de conducir, obstinados en su propio dolor, necios en su interpretación, irreverentes ante el poder -sea cual fuera-, son delirantes, apasionados, solidarios, persistentes, obstinados, sordos, visionarios, emprendedores, desafiantes, esperanzados, trabajadores, soñadores, soberanos y libres.
Con todas estas categorías de los pueblos deben conjugar los mandatarios, que son elegidos en un acto de delegación de poder, porque quieren que su gobernante sepa marcar el paso, que sea prudente al tomar el pulso a su pueblo, que busque soluciones inteligentes e integradoras ante los avatares de la convivencia social y la lucha de clases, que sepa más que hablar , ESCUCHAR , que valore todo pensamiento y posición ajena.
Está claro que en esta propuesta de cambio del presidente Correa, las fibras íntimas del pueblo se habrán movido como en un reacomodo de capas tectónicas ; porque restar poder a quienes tradicionalmente lo ostentaban no es fácil; pero si este proceso es profundo y real terminará siendo asimilado, encarnado por el pueblo sin necesidad de ser “propagandizado” ; mas si discutido y deliberado para que ese cambio perdure .
Por eso es importante escuchar, facilitar la expresión de los indígenas, los trabajadores, los maestros, sin necesidad de que se arme el caos en la calle, escenario del pueblo que no tiene voz ni en sus Medios Públicos, porque no todo se puede ver con prejuicio o con sesgo de manipulación. No están siendo reprimidos únicamente los maestros que pueden o no ser de la UNE, sino TODOS, los estudiantes, los trabajadores, los profesores universitarios, los indígenas, los desempleados, los informales, los inconformes, todos y todas quienes tienen ALGO QUE DECIR y no son escuchados porque se los descalifica de antemano.
Muchos temas deben ser despejados: la aprobación de leyes que no han sido consensuadas, la ley de Comunicación que perfila más como ley de regulación de contenidos en los medios de comunicación ; La Ley de Aguas debe ser reconsiderada porque se desconocen instituciones ancestrales que alimentan la vida comunitaria y la organización campesina como son las Juntas de Aguas que con sabiduría y justicia han sabido priorizar el recurso; La Ley de Minería que es rechazada por los campesinos e indígenas, custodios de la naturaleza y nuestros recursos, La Ley de Educación, todos estos son aspectos sensibles para los más pobres y por supuesto para los nuevos ricos.
Sí, es importante la regulación y el control del Estado, pero ese Estado no es únicamente la Institucionalidad pública, somos todos nosotros, somos el pueblo expresado en sus propias Organizaciones, a las que hay que escuchar, porque la rebeldía social es un síntoma de frustración y carencia de diálogo. Tan sólo la oligarquía se opone al cambio y se pretende poner en el mismo saco a todo un pueblo. Vaya contradicción.
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