Revolucionar al movimiento

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Por: Pablo Arciniegas


América Latina vive un etapa interesante respecto al reacomodo de fuerzas en varios de los países de la región. Interesante desde el punto de vista que permite visualizar claramente la necesidad de instaurar nuevos modelos de desarrollo que abarquen lo político-económico-social, en aras definitivamente de promover la tan anhelada justicia. Esta situación no se ha producido de un momento al otro, ha sido y es el resultado de décadas de lucha y enfrentamiento de los pueblos y sus organizaciones populares, es el resultado de varias vidas entregadas a la causa de lograr la instauración de la verdadera democracia, en definitiva es el resultado de la inclaudicable resistencia de las clases oprimidas ante el sistema capitalista.


Esta manera de ver el proceso político que vive el continente, es muchas veces invisibilizada por quienes llegaron sin sacrificio a ser parte de estos procesos, muchos de los cuales, mientras la gente se fajaba en los campos, en las ciudades, en la fábricas, sindicatos, en la lucha armada, en la lucha estudiantil; no fueron sino contradictores de estas jornadas gloriosas. Muchos de ellos estaban en esos momentos haciendo coro de la burguesía reaccionaria, que juzgaba estas expresiones de resistencia y lucha, ubicándolas fuera de foco, y pregonando que la causa de los oprimidos no tenían opción en el enfrentamiento al sistema, sino que, había que ajustarse a las condiciones de este. Son los mismos que medraron de la miseria ajena, cuando queriendo lavar las culpas de la clase social a la que pertenecen, se dedicaron a promover el "desarrollo" con fondos enviados por los enemigos de los pueblos, por los enemigos del socialismo. Y así crearon fundaciones dedicadas a desmovilizar a los movimientos, a las bases populares, inculcándoles la idea de "desarrollo" dentro del capitalismo. Se convirtieron en repartidores de "soluciones" a la pobreza, y lo único que lograron es mantener las condiciones de explotación.


Pero la sabiduría popular, la lucha, los hombres y mujeres forjados al calor de la conciencia política de clase, esos militantes de la vida nunca desmayaron, ni se convencieron con las dádivas de estos señores administradores de la pobreza, no desmayaron en sus propósitos.


Las luchas en todos los frentes continuaron, se hizo visible las debilidades en la organización, también resultado del trabajo enmascarado de estos agentes anti-revolucionarios. Hasta que el modelo no puede dar solución a la miseria y atraso social; es entonces que los mismos esbirros se inventan el "buen capitalismo", esa farsa que intenta mantener los privilegios, la explotación y de esta manera, se abanderan de las causas populares, de los símbolos del pueblo, de sus consignas creadas al calor de las luchas, cuando ellos de terno y corbata hacían parte de la contra revolución. Así, forman movimientos electoreros que reciben el favor del pueblo sediento de justicia social, y una vez en el poder se han convertido en los nuevos "amos" de este sistema al que por ningún motivo están dispuestos a derribar, por que son sus intereses los que estarían ahora en peligro.


Ahora son el poder, y no hay diferencia con los neoliberales anteriores, la única quizá, es que estos tecnócratas de la miseria, mienten sobre su condición de clase.


Es por esto que se hace necesario revolucionar al movimiento poder popular, dotarle de una verdadera vocación por el cambio y el poder. La consigna debe ser hacer una verdadera revolución, esa por la que entregaron la vida mujeres y hombres de nuestra América Latina.

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